
Nos sobran los motivos: camelias
En tiempos de cuarentena nos sobran los motivos para postear y hoy hablaremos de camelias, de su simbología, de su influencia en el arte y en la decoración. Es indiscutible que la imposibilidad que sufre Constance para poder conseguir flores en este momento se ha convertido en el leitmotiv de este post. A día de hoy, la jefa ya no se soporta ni a sí misma debido a este encierro, aunque también es consciente de que estas carencias impulsan la creatividad. “Si no tenemos Camelias, soñaremos con ellas” dice, mientras le solicita a Danvers que le busque en Google una pintura clásica relacionada con camelias a ser posible blanca y con fondo oscuro. “Algo así como muy caravaggiano” insiste, inventando los términos de ser necesario. A lo que Danvers, muy en su línea habitual (pocas cosas le afectan) le responde que “sólo ve camelias fotografiadas en exteriores y no sabe cómo buscar lo que le solicita”.
Este arbusto que agrupa entre 100 y 250 especies, es originario de las regiones tropicales y subtropicales de Asia sudoriental, China y Japón. Su nombre deriva de un padre jesuita, Georg Joseph Kamel (Camellus, Camelus, Camel, Camelli) nacido en Brünn in Mähren ( antes Moravia y hoy República Checa) en el año 1661.
Kamel cursó estudios elementales en el Gymnasium de su localidad natal y en noviembre del año 1682 entró en el noviciado de la Compañía de Jesús en Brünn. En el año 1687 obtuvo la Real Cédula para viajar e instalarse en las Filipinas y Marianas quedando adscrito al colegio de Manila como infirmarius en 1695 y apothecarius en 1699. En torno a 1698 inició comunicación epistolar con los botánicos ingleses John Ray y James Petiver y les remitió tanto sus dibujos y descripciones de plantas y animales de la isla de Luzón como sus pliegos de herbario.
John Ray incorporó al tercer volumen de su Historiae plantarum un esbozo de “Flora de Filipinas” bajo la autoría del jesuita. Parte de sus dibujos y manuscritos se conservan en el British Museum, en la Universidad de Lovaina y en el Institut de France . Carlos Linneo (Rashult, 23 de mayo de 1707- Upsala, 10 de enero de 1778) científico, naturalista y botánico, nombró a este género con el nombre de Camelia en honor a Joseph Kamel.
Me apunta Constance, que estos días está más tristona y pesada de lo habitual y no me deja redactar en paz la introducción de este artículo, que su favorita es la camelia japónica e insiste en que es inconfundible quizá por la forma tan perfectamente definida de sus pétalos. En este momento, empieza a bombardearme:
“Que sí, que deberías haber elaborado la introducción de este post empezando por definir la camelia japónica que es la camelia por excelencia. Es que siempre vas a lo tuyo, Laura, a veces creo que hablamos diferentes idiomas.
Pues a lo que iba … ¿dónde estaba? ah sí, la camelia japónica es la más vistosa de todas quizá por la forma tan estructurada, casi perfecta, de sus pétalos. Es una flor solitaria, misteriosa, carece de fragancia y aparece al final de cada rama. Sus colores van del blanco al rojo y algunas son bicolores:
En Brasil, las camelias, se convirtieron en el símbolo de los abolicionistas. José Seixas Magalhaes comerciante y abolicionista, se dedicaba, ayudado por esclavos furtivos, a cultivarlas en su jardín del Quilombo de Leblon y luego las repartía entre sus secuaces. Estas camelias las lucía sobre sus vestidos la princesa regente, Isabel a Redentora, protectora de José Seixas, quien, como muestra de agradecimiento, se las suministraba regularmente haciéndoselas llegar a su residencia de Laranjeiras (a saber, si se trataba de algo más que simple agradecimiento o amor por la causa de abolir la esclavitud). Las camelias adornaban su mesa de trabajo y su capilla privada (esos espacios son muy pero que muy personales, más claro agua, llámame mal pensada, si quieres). Seixas, también obsequió a la princesa con la pluma de oro con la que, el 13 de mayo de 1888 firmó la Ley Áurea liberando a los esclavos en Brasil. Ese día Isabel recibió la última camelia cultivada por él en el jardín del Quilombo de Leblon (más a mi favor, te digo que entre la Redentora y Seixas existía una pasión que iba más allá de la causa abolicionista).
¿Y qué me dices (seguro que no has caído en ello lady Laura, ni por asomo, llevas horas en la inopia clasificando las diferentes especies de camelias) de aquellos dandis del siglo XVIII y principios del XIX que lucían la camelia en la solapa? Proust, sin ir más lejos, era uno de ellos:

Jacques-Emile Blanche (1880)
Museo de Orsay
Marella Agnelli de quien ya hemos hablado en esta otra entrada utilizó este motivo para vestir y entelar las paredes de su habitación de Vilar Perosa en Turín. Para ello escogió la tela Tree Poppy de Colefax and Fowler con camelias como protagonistas. Se trata de un estampado clásico con una gama de colores que engloba el beige, rosa, rojo, marrón amarillo y un pequeño toque de azul:

Coco Chanel la eligió en color blanco y sentía la misma fascinación que yo (ya estaba tardando demasiado en decirlo) por la estructura geométrica de esta flor. La utilizó por primera vez en 1923 sobre un vestido de gasa negro, pero no, ni se te ocurra buscar uno de sus miles de little black dress adornados con una camelia blanca para subir aquí la fotografía, ni pensarlo. Para que te enteres: mucho antes de que Gabrielle la convirtiera en un símbolo de sus diseños, esta flor, ya formaba parte de su mundo privado. Podemos encontrarla todavía en los biombos de Coromandel y en las lámparas de araña de su apartamento del número 31 de la Rue Cambon :

He aquí una reedición de un papel pintado chino del siglo XVIII. Aves y mariposas revolotean entre las ramas de las camelia. Se trata del modelo Camellia Chinoise Jade Green:

Elisabeth Legge se dedica desde hace treinta años a comercializar grabados antiguos y modernos. Tiene una colección inspirada en libros de botánica. Aquí tenemos un ejemplo de camelia. La verdad es que conseguir una colección de diferentes grabados formando una galería en cualquier rincón de una habitación (incluso en el cuarto de baño) no es mala idea, aunque Danvers me tilde de maximalista y poco práctica:

Giuseppe Tominz (también conocido como Jozef Tominc) trabajó como retratista de la alta burguesía austriaca, llegando a ser uno de los más famosos del periodo Biedermeier. Realizó este óleo sobre tela aproximadamente en el año 1850:

En el Jardín del Pazo de Rubianes, cuyas obras se iniciaron en el siglo XVIII, podemos contemplar en invierno más de ochocientas variedades de camelias en flor:
www.pazoderubianes.com
En el patrón de los platos de la colección Wonderlust de Wedgwood, inspirados en los viajes, la historia y el encuentro entre diferentes culturas no podía faltar esta flor:

Una camelia muy especial para este papel pintado de Fabric Sanders, en este caso en azul claro con pétalos perfilados en oro sobre un fondo de efecto entelado en azul cobalto … para el cuarto de baño, hay que atreverse:
www.fabricsanders.com
Cole & Son diseñó este papel pintado reflejando la camelia japónica utilizando una gama de tonos clásicos, fríos y románticos. Las ramas de la camelia poseen la tonalidad del cuero:
www.coleandson.com
Una tela impresionante de lino envejecido impreso en forma digital, una explosión de flores (como no, camelias) y colores, perfecta para cortinas, cojines y fundas de cama: se trata del diseño Palissy Grande Camelia de Designers Guild:

Y cerramos con porcelana, en este caso con un modelo de La colección Imari Accent de Royal Crown Derby inspirada en el patrón tradicional de la porcelana Imari, se trata del modelo Derby Pink Camellias :

Con esta explosión de ideas, me despido hasta la próxima entrada y te dejo que cierres este post. A ver si te inspiras un poco Laurita, venga, despídete de nuestros lectores con un poco de gracia.”
Aprovechando que la jefa se va a dormir y me deja un rato de paz, me despido de vosotros no sin antes desearos mucho ánimo y mucha paciencia para soportar esta situación, de la que vamos a salir reforzados, no me cabe duda. Si este artículo os sirve para evadiros a la hora del café, Constance y yo, nos damos por satisfechas.
Tengo muchas ganas de conseguir flores. Es hora de peonías y de hortensias… puede que este año, cuando esto se acabe, las aprecie más que nunca en toda mi vida. Os dejo con un poema que viene al caso:
“De flores y esmeraldas
en las frescas mañanas escogidas
haremos las guirnaldas
en tu amor florecidas
y en un cabello mío entretejidas”
San Juan de la Cruz
Si os ha gustado la entrada, os damos las gracias por compartir.
Nos vemos en la próxima.
Foto imagen destacada
Me alegro mucho de que Constance y tu hayáis vuelto,y por supuesto Danvers. .Saludos